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Se extienden los motines en varias prisiones del mundo por temor al coronavirus

Lo ocurrido el sábado en la noche en Colombia, en donde presos se amotinaron en varias cárceles, ha sucedido también en Venezuela, Brasil y Chile. Otros países han tomado medidas para calmar el miedo que hay tras las rejas por la pandemia de coronavirus.

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El miedo al contagio de coronavirus llega a todas partes del mundo. Y a todos los ciudadanos, sin importar su condición. Noticias sobre presos que se amotinan o que intentan escapar de sus lugares de reclusión han sido reportadas en varios países. La población carcelaria se siente más vulnerable a contraer el virus SARS-CoV-2 por cuenta de las condiciones de sobrepoblación, bajas condiciones de salubridad y hacinamiento que presenta la mayoría de prisiones del mundo.

En Colombia, alrededor de 123.000 presos están distribuidos en 138 cárceles del país, según cifras del Inpec. La Defensoría del Pueblo ha denunciado un grave hacinamiento, lo que en medio de la crisis por el COVID-19 supone un alto riesgo de contagio. El jefe de la Procuraduría, Fernando Carrillo, planteó al gobierno declarar de inmediato la “emergencia carcelaria para garantizar condiciones de salud, hacer efectivos derechos y preservar el orden público”.

La Defensoría del Pueblo (Ombudsman) apoyó la propuesta, con el ánimo de facilitar excarcelaciones para mayores de 60 años y reclusos con penas de hasta los 8 años. Sin embargo, la ministra de Justicia insistió en asociar los motines a “un plan criminal de fugas” y negó que detrás de los disturbios hubiera un reclamo por “un problema sanitario”.

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¿Qué ha pasado en otros países?
Cerca de 1.350 presos escaparon hace ocho días de varias cárceles del estado brasileño de Sao Paulo, tras realizar una serie de protestas por las limitaciones impuestas por las autoridades sobre las visitas y los permisos de salida para intentar contener la propagación del nuevo coronavirus. Según cifras de la Policía Militarizada de Sao Paulo, la mayor parte de los fugados -unos 926- estaban en régimen semiabierto en Mirandópolis, otros 400 escaparon de Mongaguá y unos 30 de Taubaté.

De acuerdo con el diario Folha de Sao Paulo, uno de los detonantes de lo ocurrido fue la decisión de las autoridades de suspender temporalmente la salida bajo permiso de miles de prisioneros, prevista para ejecutarse este martes y que duraría una semana pero que fue echada para atrás por la crisis sanitaria.

En España hay rumores de fuga en las prisiones de Soto del Real, ubicada en Madrid. Sin embargo, Instituciones Penitenciarias insiste en que la situación sanitaria está bajo control aunque admite que la confusión y los nervios han provocado enfrentamientos y algún incidente “sin mayor trascendencia” entre los reclusos, que informan que hay dos contagiados con coronavirus en ese penal.

La semana pasada, sin embargo, la prensa titulaba: “Interior manda a casa a los presos en tercer grado y en régimen de semi libertad del artículo 100.2”. “Es una orden por la que facilita que los presos en semi libertad o aquellos a los que se aplica el régimen de flexibilidad del artículo 100.2 puedan permanecer en sus casas (con tobilleras magnéticas) sin necesidad de volver a los centros penitenciarios para dormir, explicaron.

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Del centro de detención de San Carlos, Venezuela, escaparon 80 presos, de los cuales 10 fueron fusilados mientras huían. En Santiago 1, una cárcel de la capital chilena, se frustró un intento de evasión masiva. La unidad aloja cerca de 4 mil detenidos. Human Rights Watch señaló que las cárceles del país están plagadas de corrupción, seguridad inadecuada y hacinamiento.

El estado de Florida, Estados Unidos, anunció la liberación de 164 internos acusados de delitos no violentos que, prácticamente, “estaban presos por no tener dinero para pagar la fianza”. El de Los Ángeles subió la apuesta: dejó en libertad a 678.

En las últimas horas se confirmó un caso positivo de COVID-19 en un preso, según informó la Agencia Federal de Prisiones en diálogo con The Associated Press. El hombre ingresó al Centro Metropolitano de Detención en Brooklyn y el pasado jueves esgrimió dolores en el pecho. Ante esto, el sujeto fue trasladado a un hospital local, donde le hicieron la prueba de coronavirus.

En Chile, la policía frustró el jueves una fuga de internos desde el penal Santiago 1, la cárcel más grande del país, en medio del pánico por los contagios de coronavirus. Durante la tarde de este jueves unos 200 internos provocaron desórdenes y quemaron prendas de vestir y colchones en un intento de motín, que obligó al ingreso de efectivos de la policía y de bomberos para controlar la situación en la cárcel.

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En Irán se liberaron 85.000 detenidos, todos con condenas menores a cinco años. En Argentina, según reporta el diario Clarín, “solo entre el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) y el Servicio Penitenciario Federal (SPF), hay cerca de 70 mil detenidos. Hasta el momento no hubo anuncios sobre liberaciones, ni intentos de fuga. Pero los detenidos de algunos establecimientos están presentando distintos hábeas corpus”.

En Paraguay, la ministra de Justicia, Cecilia Pérez, anunció la suspensión “hasta el final de la cuarentena” de las visitas de familiares en las penitenciarías del país. El estado de hacinamiento de las cárceles y las carencias de las estructuras llevó a las autoridades a cancelar las visitas a los presos para evitar el contagio del coronavirus entre los presos. La decisión llegó después de las escenas del fin de semana en los centros de reclusión del país, con familiares y visitantes aglomerados en las instalaciones, esperando a pasar las revisiones habituales más los controles sanitarios instaurados a modo de prevención.

Presos y coronavirus
¿Está en mayor riesgo la población carcelaria? De acuerdo con médicos argentinos, “el encierro conlleva un deterioro de la salud psicofísica de las personas privadas de libertad”, Explcian que, las condiciones de hacinamiento, los obstáculos para acceder a derechos fundamentales y la profundización de las malas condiciones materiales en que se desarrolla la privación de la libertad agrava la situación de emergencia en las cárceles”.

Un informe, publicado por la revista The Lancet, coincide. Señala que las cárceles son epicentros de enfermedades infecciosas debido a la mayor prevalencia de infección de fondo, los niveles más altos de factores de riesgo de infección, el contacto cercano inevitable en instalaciones a menudo superpobladas, mal ventiladas e insalubres, y el acceso deficiente a los servicios de salud.

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“Las infecciones pueden transmitirse entre prisioneros, personal y visitantes, entre cárceles a través de transferencias y despliegues cruzados de personal, y hacia y desde la comunidad. Como tal, las cárceles y otros entornos de custodia son una parte integral de la respuesta de salud pública a la enfermedad por coronavirus”, agrega el artículo.

De acuerdo con registros médicos, el primer brote de influenza en prisión ocurrió en la prisión de San Quentin en California, EE. UU., en 1918, cuando se desató una pandemia por influenza. “En tres casos separados, la infección fue introducida por un recluso recién llegado, y una sola transferencia a otra prisión resultó en un brote allí. El aislamiento fue fundamental para la contención”, añade The Lancet.

Según esta publicación no hay conocimiento de ningún informe publicado sobre brotes de influenza en centros de detención juvenil o de detención de inmigrantes, “aunque el modelo sugiere que los brotes progresarían de manera similar en estos entornos”.

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¿Se puede mitigar el impacto de la pandemia por coronavirus en las cárceles? The Lancet sugiere que es importante que la salud pública aborde el problema y la Organización Mundial de la Salud emitió una guía específica para responder al COVID-19 en prisiones.

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