Opinión

Vivir el presente

“Es que me quedo sin aire, el corazón me late a mil por segundo y siento un miedo profundo que no se exactamente que lo produce” Me decía en estos días una emprendedora que ha estado cerca de mi hace muchos años desde que empecé con Genesis. “Cuando voy al medico me dice que no tengo nada físico que es ansiedad y que busque ayuda psicológica”. La llamare María para no usar su nombre real.

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María tiene a unos 20 años, es estudiante universitaria y tiene un emprendimiento de accesorios que ella misma elabora y en el que le va muy bien, sus padres trabajan y le ayudan con sus estudios, además de ser una chica muy bella físicamente le va muy bien en sus estudios y tiene un novio que la quiere y ayuda en todas sus tareas. ¿Por qué entonces esos episodios de ansiedad tan seguidos? En términos generales su situación es mucho mejor que la de muchos jóvenes de su edad.

“Mary son tantas cosas que hay que hacer bien, que me siento agobiada” me decía mientras nos tomábamos un café. Yo no soy terapeuta ni mucho menos, de hecho acudo a mis amigos psicólogos cuando siento que la realidad me sobrepasa y no puedo con ella, pero por alguna extraña razón, casi a diario, soy la persona con la que muchos desahogan estos temas, me agrada escuchar y ser tal vez un poco de apoyo para ellos.

Creo que como María hay muchos jóvenes y adolescentes que en ocasiones se ahogan en el afán de cumplir impecablemente todos los roles que les exige la sociedad y aunque está bien tener un proyecto de vida y luchar por él, creo que estamos en tiempos en los que hay que darle a la salud mental el lugar que merece, tras la ansiedad viene corriendo la depresión y junto a ella camina la idea del suicidio. A estas presiones se suman los estereotipos que se han creado a través de redes sociales y que sin duda afectan profundamente la salud mental.

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¿Qué hacer? ¡Calma al alma! Como padres ser un poco mas flexibles y escucharlos, normalizar las caídas y los fracasos y hacerles entender a nuestros hijos que la vida es un camino irregular y que fallar no es el fin del mundo. Como jóvenes aprender a disfrutar el recorrido, a veces tan enfocados en las metas y en la presión del “tener” y del “llegar a ser” que se les olvida que ya somos desde el día en que nacemos y que debe existir un equilibrio entre ese objetivo que se quiere lograr y el bienestar diario que depende del control de nuestras emociones.

Visitar el pasado para recordar las lecciones aprendidas, disfrutar el presente mientras se construye un futuro que, con suerte, llega todos los días.
“Cuando estás presente, puedes permitir que la mente sea como es sin enredarte en ella”
Eckhart Tolle

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