Opinión

Moda suicida y vicio fatal

Por : Ricardo Madera

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En estos días me encontré con un amigo que me sorprendió gratamente. Él me dijo: «¡Ey, estás escribiendo columnas, ¡qué bacano!»

Esto me llenó de emoción al darme cuenta de que tengo más de los cinco lectores que esperaba y, a su vez, despertó en mí una mayor responsabilidad en cuanto a los contenidos que puedo proponer.

Aprovechando el encuentro, le pregunté a mi amigo sobre qué le gustaría que escribiera; a lo que él respondió: «Bueno, escribe sobre el uso disparado que tienen los vapers».

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Así que me di a la tarea, resulta que, según algunos estudios, el cigarrillo electrónico o vaper como también lo llaman, fue patentado en China en el año 1965, entrando al mercado hace aproximadamente veinte años; diría una vecina que tuve en La Pradera “otro invento de los chinos para acabarnos”. En fin, el objetivo con el que se creó fue el de simular la experiencia de fumar.

Intentemos entender. El vaper no se quema como el cigarrillo, sino que calienta un líquido que puede contener nicotina, saborizantes y otra clase de compuestos químicos, muchos de ellos tóxicos, su concentración puede variar, y se convierte en aerosol que es lo que inhala el consumidor. Existen algunos estudios que aseguran que el vapear es incluso más nocivo que el mismo cigarrillo.

Por otra parte, está la facilidad con la que grandes y chicos pueden comprar un vaper, desde los almacenes de cadena, pasando por internet hasta las chazas de barrios. En definitiva, la comercialización de estos aparatos ha aumentado considerablemente en los últimos años en diferentes países del mundo, incluido el nuestro. Debemos considerar además la publicidad barata, y es que famosos e influenciadores lo promocionan a través de las redes sociales como una alternativa que a muchas de las personas que han deseado dejar de fumar les ha funcionado, sin embargo, no es tan así, y terminan pasando por alto los riesgos que tienen quienes lo usan.

Recapitulemos: el vaper contiene sustancias químicas, las cuales resultan altamente tóxicas y adictivas, por ende, perjudiciales para la salud de las personas. Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que la evidencia muestra que hay riesgos para la salud al utilizar estos dispositivos, teniendo en cuenta que los componentes de estos líquidos pueden causar daños irreversibles a las células humanas.

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Aparte, según algunos estudios, entre los que destaca el realizado por la Universidad Queen Mary en Londres, se pudo concluir que en realidad pasar de cigarrillo a vaper solo es señal de que se ha cambiado la fuente de suministro de nicotina y que de 886 fumadores ninguno superó la adicción al cigarrillo por usar vapers.

¿Y qué dice la Ley? En Colombia, en 2009, la Ley 1335 llegó como un esfuerzo para “contribuir a garantizar los derechos a la salud de los habitantes del territorio nacional, especialmente los menores de 18 años y la población no fumadora, regulando el consumo, venta, publicidad y promoción de los cigarrillos, tabaco y sus derivados, así como la creación de programas de salud y educación tendientes a contribuir a la disminución de su consumo, (…)”. Luego, la Ley 1801 de 2016, ‘por la cual se expide el Código Nacional de Policía y Convivencia’, aportó algunas modificaciones. Sin embargo, frente al riesgo en el que nos ponen los vapers, se podría inferir que hace falta una mayor reglamentación y control efectivo por parte del Estado en su deber de garantizar la salud, entre otros derechos.

Además de los riesgos para la salud, la falta de control en el consumo de vapers también tiene implicaciones sociales y económicas. El aumento en el consumo ha generado un mercado negro de dispositivos y líquidos de dudosa procedencia y calidad. Y aún no hablamos del daño al medio ambiente por la contaminación que producen estos elementos.

En fin, es fundamental que tanto el Gobierno como los organismos reguladores tomen medidas más estrictas en cuanto al control y regulación de los vapers. Esto implica, la implementación de campañas informativas sobre los verdaderos riesgos, la prohibición de la publicidad dirigida a los jóvenes y la exigencia de etiquetas claras, visibles y precisas en estos productos.

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Y es que el aumento descontrolado del consumo de vapers en Colombia debe preocuparnos debido a la falta de regulación y control en su fabricación, distribución y consumo. Es fundamental que se implementen medidas más estrictas y se realicen investigaciones científicas para evaluar los riesgos que tiene su uso a fin de proteger la salud de los fumadores activos y pasivos. Quizás solo así, se podrá contrarrestar un poco la amenaza para la salud pública que constituyen estos dispositivos.

Mientras esto pasa, vale la pena preguntarse, ¿reconoces los riesgos que implica el vapeo en tu vida? ¿Eres consumidor de vapers por moda? Cigarrillo o vapers el riesgo y desenlace a esperar es el mismo, enfermedades fatales entre ellas varios tipos de cáncer, deterioro de tu calidad de vida y por supuesto la muerte.

¿Vale la pena?

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