Opinión

A mi papá

Por: Ricardo Nicolás Madera Simanca

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Hace pocos días se celebró el día del padre y haciendo una semblanza sobre la fecha, recordé algo que a muchos nos enseñaron desde muy pequeños y es que la familia es el núcleo de la sociedad, el centro de nuestras motivaciones y que, papá y mamá, siempre estarán ahí con nosotros cuando los necesitemos. Y he aquí cuando el azar de la vida y sus juguetonas vueltas nos enseñan que disfrutarlos es el mejor regalo que nos podemos hacer a nosotros mismos, porque, no estarán para siempre.

Yo sé que no puedo alabarme como el mejor de los hijos, sin embargo, siempre me he caracterizado por ser respetuoso por las personas que me rodean y en especial, respetuoso de sus decisiones y pensamientos. Dos de las personas más cercanas a mí, han sido mis padres, a ellos, les debo gran parte de la persona que soy, de mi integridad y ganas de hacer las cosas bien.
La vida, como les decía inicialmente, en una de sus juguetonas vueltas, me permitió hasta hace algunos meses disfrutar de mi papá, un ser ejemplar en todo el sentido de la palabra, honesto, leal a sus principios y lleno de valores y grandes conocimientos, amante de la lectura y la cultura cordobesa, ese mismo amor que procuró trasmitirme a lo largo de su vida y que logró con éxito.

Son muchos los recuerdos que me embargan al pensar en él, sin embargo, el cantar décimas a su lado siempre será uno de mis favoritos. Yo, he decidido quedarme con los mejores recuerdos de mi padre, esos que me sacan una sonrisa o por qué no, una lágrima de felicidad.

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En estos días, cuando festejamos el día del padre, entiendo que el verdadero significado de estas celebraciones no siempre es un gran regalo, sino más bien, esos detalles que se quedan para siempre y perduran a pesar de las circunstancias. Hoy, me refiero a ese abrazo que me dio seguridad, a esa sonrisa que me dio confianza, a esa palmada en la espalda que me trasmitió fortaleza, a ese mensaje que me dio compañía, a esa mirada que aún hoy me hace sentir amado.

Más allá de lo que hoy puedas regalarle a tu padre, te invito a que nunca falte el amor incondicional, y la paciencia ante sus achaques, recuerda que, son años de experiencia los que nos llevan en ese camino que todos estamos recorriendo, un camino lleno de aprendizajes en el que es válido equivocarse, pero en el que es necesario aprender y volver a intentar hasta cuando la vida misma te lo permita.

Ojalá que estas fechas sirvan para llenar nuestras vidas de tantos recuerdos y detalles, para que cuando en uno de esos giros inesperados, podamos sonreír con un recuerdo, conscientes del amor entregado y de los momentos que se disfrutaron.
¡Feliz día papá! (sonrisa y palmada en la espalda).

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