Opinión

Planes de desarrollo: una oportunidad de oro para el progreso

Por: Kevin Banda

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Según el Departamento de Planeación Nacional (DNP), los planes municipales de desarrollo representan los pilares fundamentales que delinean las prioridades, programas, proyectos y metas para la gestión de los alcaldes en cada municipio de Colombia. Estos planes se elaboran en colaboración con el gobierno municipal, el concejo municipal, el consejo territorial de planeación y la ciudadanía.

La Ley 152 de 1994 establece que los planes municipales de desarrollo se componen de una parte estratégica, que engloba programas, proyectos y metas, así como un plan de inversiones a mediano y corto plazo que detalla los recursos y las fuentes de financiación. Es esencial que estos planes estén alineados con el Plan Nacional de Desarrollo, los planes departamentales de desarrollo y los planes de ordenamiento territorial.

Los nuevos gobernantes se enfrentan al desafío crucial de convertir este instrumento en una hoja de ruta efectiva que verdaderamente impulse el desarrollo sostenible de sus territorios. En la actualidad, el mundo y el país enfrentan nuevos desafíos y una competencia cada vez más feroz, lo que demanda una visión prospectiva y planes preparativos para afrontar los retos del futuro.

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Nuestros territorios requieren ser competitivos y productivos, capitalizando sus ventajas comparativas y competitivas para elevar la calidad de vida de sus habitantes. Lamentablemente, es frecuente observar planes de desarrollo copiados y pegados de otras regiones, sin un esfuerzo significativo en diagnósticos, diseño y participación ciudadana. Esta falta de compromiso relega a los municipios al estancamiento, subdesarrollo y pobreza.

Córdoba y sus municipios poseen una riqueza sin igual que, por diversas razones a lo largo de los siglos, no ha sido plenamente aprovechada en sectores como la minería energética, la agroindustria, el turismo, el talento humano, la logística y la naturaleza. Es imperativo que los nuevos líderes gubernamentales se involucren con la ciudadanía, escuchando y debatiendo con empresarios, emprendedores, informales, docentes, funcionarios, jóvenes, mujeres, grupos étnicos y todos los estratos poblacionales. Este diálogo inclusivo es fundamental para trazar una hoja de ruta real hacia el desarrollo sostenible.

No deben desaprovechar la oportunidad de dejar un legado fundamentado, sensato y planificado para las generaciones venideras en sus territorios, donde la innovación, la creatividad, la tecnología y el sentido común sea sus pilares.

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