Que la alimentación que reciben los niños, en los colegios públicos, sea garantía nutricional y garantía de inocuidad para todos.
Del Programa de Alimentación Escolar (PAE) se ha dicho mucho y sin embargo, falta mucho por hacer: seguimiento, rendición de cuentas, identificar las mejores formas para contratar, castigar a quienes les incumplen a los niños, las veedurías ciudadanas fundamentales a través de padres de familia que garanticen una adecuada alimentación para los niños.
Así como pruebas técnicas en donde permanentemente se esté revisando cuál es la alimentación y cuáles son los valores nutricionales que están recibiendo nuestros niños en todo el territorio nacional y, por supuesto, sanciones visibles.
Recientemente escuchamos un caso aberrante, absolutamente aberrante donde algún proveedor, algún contratista en el departamento de Santander les daba carne de burro y carne de caballo a los niños, quienes son lo más importante para nosotros. ¡No puede ser posible que esto ocurra y quede impune!
Por ello es fundamental que esos mecanismos de mediciones técnicas estén incluidos en todos los contratos que se realicen en el nivel territorial. De igual manera, la justicia debe emprender sanciones rápidas, eficaces y fundamentales para que la alimentación que reciben los niños, en los colegios públicos, sea garantía nutricional y garantía de inocuidad para todos.
Un programa tan importante que recibe al año para su financiación casi un billón de pesos debe alcanzar calidad, garantía nutricional y garantizar la asistencia escolar, lo cual es esencialmente su razón de ser.
Un llamado a todos los operadores, un llamado nuevamente al Ministerio de Educación que supervisa, y a quienes contratan para que se cumpla el propósito. No contratar a quien presenta la oferta más baja sino contratar a quien garantiza la nutrición de los niños en todo el territorio nacional. ¡Sanciones visibles para quienes incumplan!
Consultora en Políticas Sociales. Exdirectora del ICBF
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