“Vi a Jesucristo mientras estaba muerto”: testimonio de un hombre tras fallecer clínicamente
Un testimonio que ha despertado asombro y debate en todo el mundo vuelve a poner sobre la mesa la discusión sobre qué ocurre después de la muerte. Un hombre, cuya identidad no ha sido revelada, aseguró haber vivido una experiencia cercana a la muerte tras ser declarado clínicamente muerto, afirmando que durante ese tiempo tuvo un encuentro con una presencia divina que cambió su vida para siempre.
El caso cobró relevancia internacional luego de que el protagonista relatara su experiencia al diario Daily Mail. Según su testimonio, mientras su corazón dejó de latir y los médicos realizaban maniobras de reanimación, su conciencia se habría separado del cuerpo, permitiéndole experimentar una profunda sensación de paz y ausencia total de dolor.
A diferencia de otros relatos similares que describen túneles o luces blancas, el hombre afirmó haber vivido una comunicación espiritual directa. Según explicó, escuchó una voz que identificó como la de Jesucristo, no a través de palabras convencionales, sino mediante una transmisión clara de pensamientos y emociones cargadas de amor y serenidad.
De acuerdo con su relato, la presencia divina le transmitió un mensaje concreto: aún no era su momento de morir y debía regresar para cumplir un propósito en la Tierra. El hombre describió esta manifestación no como una imagen física, sino como una presencia intensa de luz, compasión y comprensión absoluta.
Tras recuperar los signos vitales, el paciente despertó asegurando conservar recuerdos nítidos de lo ocurrido. Aunque los registros médicos confirman que estuvo varios minutos sin pulso ni actividad cerebral detectable, los profesionales de la salud que atendieron el caso se han mostrado cautelosos frente a la interpretación de la experiencia.
Desde el ámbito médico, algunos especialistas atribuyen este tipo de visiones a reacciones químicas del cerebro provocadas por la hipoxia, es decir, la falta de oxígeno. No obstante, el protagonista sostiene que la precisión de lo que percibió durante su estado crítico descarta, para él, una explicación puramente biológica, reavivando así el debate entre ciencia y espiritualidad.
