EE. UU. otorga a Colombia certificación parcial en la lucha antidrogas
La medida no se veía desde los años noventa y refleja la inconformidad de Washington frente al aumento récord de los cultivos ilícitos.

Tras intensas jornadas diplomáticas, el presidente Donald Trump anunció que Colombia recibió una certificación parcial en materia de lucha antidrogas, una decisión que no se registraba desde 1996 durante el gobierno de Ernesto Samper. La medida, interpretada como una advertencia política, reconoce avances en algunas áreas, pero cuestiona los esfuerzos del país frente al aumento sostenido de los cultivos ilícitos.
¿Qué significa la certificación parcial?
La figura funciona como un “llamado de atención”: Estados Unidos reconoce logros en materia de incautaciones, pero advierte que Colombia no ha logrado contener la expansión de la coca. Para Hernando Zuleta, decano de Economía de la Universidad de los Andes, el mensaje es inequívoco: “Se da la señal de que los Estados Unidos no están felices con Colombia”.

Camilo Rojas, exviceministro de Política Criminal, lo describe como una “descertificación moderada”: una advertencia que obliga al Gobierno a replantear su estrategia antidrogas y a demostrar resultados concretos.
El récord de la coca y las posibles consecuencias
La decisión llega en un momento crítico: según cifras de la ONU, Colombia alcanzó las 253.000 hectáreas de coca en 2024, con una producción cercana a 2.600 toneladas de cocaína anuales, un máximo histórico.
Eduardo Díaz, exdirector de sustitución de cultivos ilícitos, advirtió que esta presión podría forzar un retorno a las políticas más duras: “El gobierno se va a encauzar para satisfacer la pretensión norteamericana por la vía del glifosato y la erradicación forzosa”.

Zuleta anticipa que incluso podrían surgir nuevas exigencias de Washington, como metas anuales de erradicación más altas o un pronunciamiento oficial de Colombia frente al rol de Venezuela en el narcotráfico.
Impacto político para el futuro
Más allá de lo técnico, la medida tiene un fuerte impacto político. Rojas prevé que el costo recaerá sobre el próximo gobierno, que deberá enfrentar el reto de recuperar la confianza de Washington y reorientar la estrategia antidrogas.
Entre 2000 y 2018, Estados Unidos destinó más de 10.000 millones de dólares en programas militares, sociales y de erradicación en Colombia, consolidándose como su socio estratégico más importante en esta materia. Sin embargo, con esta certificación parcial, el respaldo financiero y político queda condicionado a que Colombia muestre resultados efectivos en la reducción de la coca.