La forma de caminar puede determinar que tan saludable o viejo eres
El simple acto de caminar, que parece una tarea rutinaria, es en realidad un proceso altamente complejo que requiere una coordinación precisa entre el cerebro y múltiples grupos musculares. Sin embargo, a medida que envejecemos, esta acción puede volverse más lenta y menos estable, lo que podría ser un indicio de problemas de salud subyacentes.
El deterioro de la marcha está estrechamente relacionado con la sarcopenia, un proceso que comienza alrededor de los 40 años y que se caracteriza por la pérdida de masa, fuerza y forma muscular. Paralelamente, el sistema nervioso también sufre una “atrofia”, con una disminución en la eficiencia y cantidad de neuronas que, según estudios, se acelera a partir de los 60 años.
Esta reducción en la velocidad y la agilidad al caminar puede ser un signo temprano de enfermedades neurodegenerativas, como el Parkinson, que afecta la comunicación entre el cerebro y los músculos, causando una marcha más lenta y tambaleante.
Este análisis ha sido desarrollado por Adam Taylor, profesor y director del Centro de Aprendizaje de Anatomía Clínica de la Universidad de Lancaster, Reino Unido. El artículo fue publicado originalmente en The Conversation.
Otro problema común que afecta la marcha es el “pie caído”, una condición donde los músculos de la parte delantera del pie no se levantan correctamente, lo que puede provocar tropiezos. Este problema puede ser causado por daño en los nervios debido a la diabetes o a ciertas posturas mantenidas durante mucho tiempo.
La enfermedad arterial periférica es otra condición que se manifiesta a través de dolores en las piernas durante la caminata, debido al estrechamiento de las arterias que suministran sangre a las extremidades inferiores. Este dolor, conocido como claudicación, se alivia con el reposo, pero su presencia indica un riesgo elevado de enfermedades cardiovasculares.
Además, problemas como la deficiencia de vitamina B12 y trastornos del oído interno pueden afectar el equilibrio y la estabilidad al caminar, causando una marcha tambaleante. Mientras que algunos de estos problemas pueden ser temporales o tratables, otros requieren una intervención médica más compleja.
En resumen, la forma en que caminamos puede decir mucho sobre nuestra salud física y mental, especialmente en la vejez. Un aumento en los tropiezos, caídas o dificultades para caminar debe ser motivo de consulta médica, ya que podría ser el primer indicio de condiciones más serias que requieren atención.
¿La musculatura tiene que ver con la forma de caminar?
Mantener la musculatura es crucial para una marcha saludable y eficiente debido a varios factores científicos clave:
Sarcopenia y Edad: A partir de los 40 años, la sarcopenia, o pérdida de masa muscular, comienza a afectar la fuerza y funcionalidad de los músculos. Esta pérdida progresiva puede reducir la capacidad para caminar de manera fluida y estable. La sarcopenia está asociada con una disminución de la velocidad y eficiencia de la marcha, aumentando el riesgo de caídas.
Sistema Nervioso y Coordinación: La atrofia del sistema nervioso, que incluye la pérdida gradual de neuronas, afecta la coordinación entre el cerebro y los músculos. Esto puede llevar a una marcha menos coordinada y más lenta. A medida que el sistema nervioso se deteriora, el control motor y la precisión en los movimientos se ven comprometidos.
Prevención de Enfermedades: Una musculatura fuerte ayuda a prevenir enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson, que altera la comunicación entre el cerebro y los músculos, resultando en una marcha inestable y tambaleante. Además, mantiene el equilibrio y la estabilidad, reduciendo el riesgo de caídas y lesiones.
Lea el artículo completo AQUI: https://theconversation.com/profiles/adam-taylor-283950
Función Muscular y Salud Cardiovascular: Los músculos fuertes son esenciales para una buena circulación sanguínea. La debilidad muscular puede contribuir a problemas como la enfermedad arterial periférica, que causa dolor al caminar debido al insuficiente flujo sanguíneo a las piernas. Mantener la fuerza muscular ayuda a mejorar la oxigenación de los músculos y reduce el riesgo de calambres y dolor.
Equilibrio y Postura: Los músculos del tronco y las extremidades son fundamentales para el equilibrio y la postura al caminar. Un fortalecimiento adecuado de estos músculos ayuda a mantener una marcha estable y evita el desequilibrio y las caídas.
En resumen, conservar una musculatura adecuada es vital para mantener una marcha eficiente, prevenir enfermedades y reducir el riesgo de caídas, especialmente a medida que envejecemos.