El mundo celebra el Día Internacional de las Lenguas de Señas
La elección de esta fecha rinde homenaje a la creación, en 1951, de la Federación Mundial de Sordos, organización que agrupa a más de 130 asociaciones nacionales y representa a millones de personas.

Cada 23 de septiembre se conmemora el Día Internacional de las Lenguas de Señas, una fecha proclamada por la Asamblea General de la ONU en 2017 para reconocer los derechos lingüísticos y culturales de las personas sordas. La jornada busca visibilizar la riqueza comunicativa de estas lenguas y su papel fundamental en la inclusión social, recordando que no son un recurso limitado, sino un patrimonio humano que requiere protección y difusión.
Día Internacional de las Lenguas de Señas
La elección de esta fecha rinde homenaje a la creación, en 1951, de la Federación Mundial de Sordos, organización que agrupa a más de 130 asociaciones nacionales y representa a millones de personas. Actualmente, la ONU estima que existen más de 300 lenguas de señas en el mundo, utilizadas por alrededor de 70 millones de personas sordas.
En distintos países se desarrollan foros, talleres, conferencias y actos culturales que buscan concienciar a la sociedad sobre la importancia de aprender y reconocer las lenguas de señas. Ciudades europeas iluminan de azul sus edificios emblemáticos, mientras que en América Latina y otras regiones se adelantan campañas educativas y transmisiones digitales accesibles.
Los expertos advierten, sin embargo, que persisten desafíos importantes: la escasez de intérpretes profesionales, la falta de reconocimiento legal en varios países y la necesidad de fortalecer la inclusión en la educación, la justicia y la salud. También señalan que formar docentes especializados y garantizar medios de comunicación accesibles es clave para reducir la brecha que aún enfrentan las comunidades sordas.
La conmemoración de este día invita a reflexionar sobre la responsabilidad colectiva de construir sociedades inclusivas, en las que la diversidad lingüística sea vista como una fortaleza. Reconocer y promover las lenguas de señas no solo beneficia a quienes las utilizan, sino que también abre puentes de comunicación que enriquecen la convivencia social en todo el mundo.