Competitividad local en orden a la competitividad nacional y su impacto en el desarrollo empresarial

El nivel de competitividad de un país se determina según su capacidad de generar excedentes
de riqueza económica, en pro del bienestar común e integral de cada uno de los miembros que
conforman una sociedad. Entendiéndose como bienestar común e integral, el desarrollo
creciente y sostenido de las dimensiones; económico, social, cultural, político, deportivo,
entre otros. Por supuesto, un tema es definir el concepto de competitividad, y otra muy distinta
y correlativa, es ver y palpar en la realidad los síntomas de un buen nivel de competitividad.
En el contexto internacional, teniendo como base el Reporte de Competitividad publicado en
el año 2024, por el Instituto Internacional para el Desarrollo Gerencial (IMD por sus siglas en
inglés), según el cual se midieron 64 países, quedando Colombia clasificado en el puesto 58.
Realmente una posición poco destacada.
En el ámbito departamental, encontramos que en el 2024, según el informe presentado por Consejo Privado de Competitividad, de los 33 territorios nacionales evaluados, el departamento de Córdoba se ubicó en el puesto 23. Llama la atención que en dicho informe el departamento de Córdoba es superado en competitividad por Caquetá y Casanare. Una posición digna de revisar para mejorar. En cuanto a nuestra capital Montería, en el Índice de Competitividad de Ciudades 2024, emitido por el Consejo Privado de Competitividad, se observa que Montería logró el puesto 18 de 32 ciudades
capitales en Colombia. Una posición medianamente aceptable.
En este contexto de ambiente competitivo en que se encuentra nuestro país, departamento y
capital, ¿qué se puede esperar del nivel de competitividad de nuestras empresas cordobesas
y monterianas? Efectivamente en nuestro departamento existen empresas que dado su buen
nivel de competitividad, han logrado posicionarse en los mercados local, nacional y algunas
han conquistado mercados internacionales. No obstante, el objetivo debe llegar más allá, en
el cual el ambiente competitivo en el que operen nuestras empresas debe ser propiciador para
que la gran masa de empresas, encuentren un ambiente que las estimule a crecer, innovar y
perdurar.
Las empresas se pueden definir como una célula productiva que absorbe en sus procesos
productivos internos, todo lo que su entorno le ofrece. La relación entre el nivel de
competitividad empresarial y nivel de competitividad del entorno, son directamente
proporcionales. Por lo tanto, para tener empresas competitivas es necesario que el entorno les
ofrezca lo correspondiente. De igual forma, la suma de un gran número de empresas
competitivas es el principal insumo para que nuestro departamento ascienda en sus niveles
de competitividad.
Los actuales niveles de competitividad de Córdoba y Montería, deben ser un faro en la gestión
que harán en los tres años que les resta de gobierno, a nuestros actuales mandatarios
departamental y municipales, de forma que construyan las condiciones para que Córdoba en
general, logre ascender en sus niveles de competitividad. De igual forma, a tres años de salir
elegidos los nuevos mandatarios en los escenarios departamental y municipal, es conveniente
tener presente que quienes se perfilan a asumir dichos cargos en el año 2028, tengan claro que
ser gobernador o alcalde municipal, más que un logro personal, es tener la responsabilidad de
aportar al bienestar, progreso y desarrollo colectivo.
La responsabilidad de convertir a Córdoba en un departamento cada vez más productivo, debe
ser la resultante de un mancomunado trabajo en equipo. En efecto, lograr que Córdoba sea un
departamento cada vez más competitivo, es la suma de las partes; el fuerte liderazgo y sólida
gestión que muestran nuestros actuales gobernador y alcalde de Montería, el consistente
compromiso de cada uno de los demás mandatarios municipales, más la conducta
responsable y productiva de cada cordobés, permitirá ubicar a Córdoba en el mediano y largo
plazo, en un departamento cada vez más atractivo para la inversión pública y privada.
Escrito por: Albeiro Manuel Cabrales Martínez
Consultor Empresarial Premium