Opinión

Vapers: Riesgo invisible detrás de una moda (1)*

Por José J. Vergara Díaz, MD.

Publicidad

En los últimos años, los cigarrillos electrónicos o vapers se han popularizado como una alternativa “moderna” y tecnológica al consumo de cigarrillo y tabaco. Detrás de esta tendencia, ampliamente impulsada por estrategias de mercadeo con millones de dólares de las tabacaleras, ahora transformadas en otro tipo de empresas, se esconden riesgos significativos para la salud pública. Hoy me referiré a algunas evidencias científicas y las implicaciones sanitarias, ambientales y regulatorias de estos dispositivos, que son de todo menos inofensivos.

Empecemos por el peligro del “vapor”, claramente es más que “agua”. A diferencia de la creencia popular, el vapor que generan los cigarrillos electrónicos no es solo “agua con sabor”. Contiene sustancias químicas altamente tóxicas: principalmente la nicotina, y otras como propilenglicol, glicerina, formaldehído, acroleína, acetona, benceno y tolueno, y básicamente en el mercado, solo existen dos tipos de cigarrillos electrónicos: los que contienen nicotina y los que contienen derivados de cannabis. Estas sustancias son conocidas por sus efectos nocivos en el organismo:

  • Daños cardiovasculares: Estudios revelan que el uso de cigarrillos electrónicos durante al menos un año aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares (Moheimani RS, 2017) y duplica la probabilidad de sufrir un infarto agudo de miocardio (Bhatta DN, 2019).
  • Riesgos pulmonares: Vapear incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias y bronquitis, especialmente en adolescentes (Wold L, 2021). Además, la exposición al vapor de segunda mano también genera un aumento en los síntomas bronquiales, como tos persistente y dificultad para respirar (Islam T, Braymiller J, 2022).
  • Cáncer: La exposición prolongada a los compuestos químicos del vapor daña las células y aumenta el riesgo de desarrollar cáncer (Huang SJ, 2017; McNeill A, 2018).

El tema de las presentaciones del producto merece una mención aparte, por un lado, los saborizantes artificiales no son más que otra estrategia exitosa de mercadeo que está dirigida casi exclusivamente para inducir en el consumo a los más jóvenes, haciendo que cada vez haya más “sabores” que probar, y por otro lado, el diseño del dispositivo y sus empaques fácilmente adaptables a cualquier tópico cultural en tendencia o de moda, con colores y materiales a la vanguardia del neuromarketing, son la combinación, literalmente mortal, para enganchar cada día más clientes.

Publicidad

Aunque se publicitan como herramientas para dejar de fumar, los vapers usualmente generan el efecto contrario. La nicotina presente en la mayoría de estos dispositivos, con mucha más concentración que una cajetilla de cigarrillos promedio, crea dependencia, especialmente en adolescentes, cuyos cerebros son más susceptibles a los efectos adictivos de esta sustancia. Un estudio demostró que la nicotina afecta el desarrollo del cerebro adolescente, reduciendo la materia gris y alterando funciones cognitivas clave (Shitong X, Tianye J, 2023).

Además, el uso de estos dispositivos en menores ha disparado las intoxicaciones accidentales por ingesta de líquido de vapeo, con un aumento del 32% de casos en niños menores de cinco años, tal como lo reporta el CDC de Estados Unidos (2023).

Un problema emergente asociado al uso de vapers es el EVALI (E-cigarette or Vaping use-Associated Lung Injury, o Injuria Pulmonar Asociada al uso del Vaper). Este síndrome, que puede ser mortal, se caracteriza por dificultad para respirar, mareos, vómitos y tos incesante. En casos graves, los pacientes requieren intubación de urgencia y cuidados intensivos. Aunque la enfermedad es más común en hombres jóvenes, afecta a usuarios de todas las edades y está relacionada con sustancias como el acetato de vitamina E, presente en algunos líquidos de vapeo. Ya en Colombia, durante 2023 y 2024, hemos contado una importante cifra de personas muertas exclusivamente por esta causa.

Impacto ambiental: una crisis adicional

Publicidad

El auge de los cigarrillos electrónicos también ha generado un problema ambiental significativo. En Estados Unidos, por ejemplo, se desechan 4.5 unidades de vapers por segundo, lo que equivale a una línea de 7,010 millas de residuos electrónicos al año (Gutterman L, 2023). Estos desechos contienen plásticos no reciclables y baterías de litio, lo que agrava la crisis medioambiental.

Regulación: avances y retos

A nivel global, solo 42 países han implementado leyes para prohibir el uso de cigarrillos electrónicos en espacios interiores, mientras que apenas 23 naciones restringen su publicidad. En Colombia, la Ley 2354 de 2024 establece medidas para regular el consumo de estos dispositivos, imponiendo las mismas condiciones que el cigarrillo tradicional, y que serán sancionables a partir del 9 de mayo de este 2025. Entre las disposiciones más destacadas están:

  • Prohibición de consumo en espacios 100% libres de humo.
  • Regulación estricta de la publicidad y el empaquetado.
  • Sanciones para quienes incumplan las normativas, incluyendo multas de hasta 400 salarios mínimos.

Sin embargo, queda mucho por hacer para garantizar una protección efectiva, especialmente para niños y adolescentes, quienes son las principales víctimas de las estrategias de mercadeo de las empresas multimillonarias productoras de vapers.

Publicidad

Vapear no es una alternativa segura ni una solución viable para dejar de fumar. Al contrario, representa un riesgo significativo para la salud física y mental, con efectos devastadores que incluyen adicción, enfermedades cardiovasculares, cáncer, daños pulmonares irreversibles y una asociación con enfermedades como depresión y trastorno de ansiedad. Además, su impacto ambiental y la falta de regulación adecuada agravan esta crisis.

Como médico, hago un llamado a la reflexión y acción colectiva: es hora de reforzar las políticas de control, educar a la población, sobre los riesgos reales y proteger a nuestras comunidades de esta amenaza silenciosa. Vapear no es inofensivo, y debemos actuar antes de que sea demasiado tarde. El “humo” del vapeo lleva consigo el peso de una enfermedad prevenible. Informar y regular es un deber para proteger la salud pública.

*Espere la segunda parte de esta columna.

5/5 - (1 voto) ¿Le resultó útil este artículo?
Lee también:
Publicidad