Avenida Primera, diversidad patrimonial de los Monterianos
Por: Mario Sánchez
Hay lugares emblemáticos que sellan y les dan su marca a las ciudades. Son epicentros de la historia y el presente, donde convergen todas las edades en el tiempo fluido desde el origen hasta la maduración de las urbes. Serán alfa y omega, saecula saeculorum de un atizado patrimonio vivo efervescente.
Los ríos han sido fundamentales para la fundación y desarrollo de los focos urbanos. Los primeros establecimientos humanos han estado ligados a los ríos por ser estos las principales vías de comunicación y fuentes de suministro de agua. No obstante, la ciudad de Montería desde su fundación en 1777 se estableció mirando frente al río.
Crecer de frente, al río Sinú, le fue posibilitando a Montería el acceso al desarrollo, teniendo en cuenta que en sus inicios no había carreteras y la única forma de entrar y salir de la ciudad era vía fluvial. A inicios del siglo 20 grandes embarcaciones navegaban por el Sinú hasta Cartagena. Aproximadamente 80 atracaron en un principio en la misma ribera del cauce y luego con la construcción del muelle sobre la calle 35 en el año de 1938. Este puerto se convierte en el eje central de la ciudad, desde el punto de vista económico, político, comercial, social y cultural. Ahí frente al puerto, se construyó la primera avenida y sobre ella confluyeron todas las calles de entonces y fue el epicentro para todo en aquella época.
En un principio fue llamada Avenida 20 de julio, Avenida de la República, Paseo de las Cabalongas. Hoy algunos le llaman La Ronda del Sinú, en honor al parque lineal construido por toda la ribera del río desde la calle 21 hasta la calle 41 en inmediaciones al barrio Sucre. Actualmente en el puerto moderno, atracan pequeñas embarcaciones, con la finalidad de implementar el turismo cultural y el eco turismo. Alternando con el servicio de transporte fluvial de los planchones, embarcaciones artesanales para el transporte humano que hace más de 100 años han conectado la margen izquierda con la margen derecha, y se han consolidado como patrimonio de los monterianos y arquitectura náutica.
La Avenida Primera fue testigo de todas las etapas de crecimiento de la capital cordobesa. Se construyen grandiosas viviendas de elegante arquitectura para familias pudientes y otras edificaciones con fines económicos y comerciales que avivaban aún más el sector. Se cimienta el Club Montería, agrupando el acaudalado vecindario de ganaderos y prósperos empresarios, y a mediados del siglo XX se levanta una de las obras civiles de infraestructura insignes en la ciudad como lo es el Puente Metálico.
Con la construcción del puente colgante, que surge a raíz del crecimiento demográfico y económico que afloraba en la región, permitió un fluido transporte terrestre y peatonal que a la postre se convirtió en polo de desarrollo para la capital y la comunicación entre el Urabá Antioqueño y el departamento de Córdoba.
La buena relación entre lo urbano y lo fluvial es posible y necesaria. Las ciudades han dejado de dar la espalda a los cauces para reencontrarse con ellos. Montería nunca le ha dado la espalda, siempre ha estado de frente, entre coqueteos y amoríos que engalanan aún más su creciente transformación como ciudad intermedia de Colombia.
“El patrimonio son esos edificios, monumentos, documentos y aspectos materiales. Adicionando el conjunto de lugares, creencias, tradiciones, saberes y ritos que le dan identidad propia a una sociedad”. Todo esto conforma lo que conocemos como el patrimonio material e inmaterial en las culturas.
Con el paso de los años y los momentos trascendentales de la ciudad, en este punto emblemático se fueron construyendo algunos monumentos representativos e identitarios respecto a personajes que ayudaron a labrar el auge social, político, educativo y cultural de la región; como lo son el monumento al prócer de la patria José María Córdova, al fundador de Montería Antonio de la Torre y Miranda, al músico y juglar Pablo Flórez, el Monumento al Porro, donde se levanta una estatua a Maria Varilla, la insigne bailadora de fandangos y activista; cuyo nombre quedó plasmado en un porro palitiao que es considerado el Himno Cultural de los cordobeses. Recientemente también se erigió una estatua al considerado padre de la educación en Córdoba Elías Bechara Zainún.
En la Ronda del Sinú surgieron recintos especiales como el Teatrino, La Plaza Cultural del Sinú, donde antiguamente estaba ubicado parte del mercado público en una zona deprimida. El teatrino ha sido propicio para las artes escénicas, recitales poéticos, musicales y eventos culturales que se dejan acompañar mientras los monos, las ardillas e iguanas miran con recelos desde los grandes árboles que ensombrecen el considerado parque lineal más largo del país.
Otro de los lugares que se han levantado en la afamada Ronda del Sinú es el Auditorio Central, donde de manera itinerante nació el Museo Zenú de Arte Contemporáneo MUZAC, permitiendo a la ciudad ser testigo de valiosas exposiciones de arte del nivel nacional e internacional, y ante todo formando públicos en un área que solo pocos podían apreciar. Gracias al MUZAC, los monterianos hemos logrado estimar, conocer y reflexionar en obras del arte universal.
En la Avenida también se aprecia el patrimonio vivo, que son las prácticas, expresiones, saberes o técnicas transmitidas por las comunidades de generación en generación a través de artesanos, vendedores ambulantes, artistas y transeúntes que día a día han forjado a posicionar el lugar, coadyuvando con la cocina patrimonial, donde se encuentran ubicados sitios que exponen platos típicos de la región.
La ubicación geográfica de Montería ha permitido la fertilidad de sus suelos y una rica biodiversidad a causa de la cercanía del río. La Ronda del Sinú se encuentra poblada por especies nativas de la región, haciendo del largo bosque un lugar fantástico y exótico. La frondosa vegetación esconde entre el ramaje de los arbustos más de 140 especies de aves que al unísono cada una en su tono forman una coral de cantos sinfónicos al amanecer y en los atardeceres.
En invierno, las ramas de algunos árboles acarician la ribera del río. La espesa naturaleza pareciese susurrar con la brisa todo ese paraje que comprende el parque lineal. La Ronda del Sinú, situada al lado de la Avenida Primera de Montería, no es más que un valioso contenido eco sistémico y fuente de diversidad biológica que comprende el Patrimonio Ambiental, rodeada de ciclo rutas, parques biosaludables, rondas infantiles modernas; es un paraíso donde concurren la fauna, la flora y la trasformación urbanística.
La Avenida Primera ha sido parte del proceso evolutivo y progresivo de la ciudad de Montería, conservando el patrimonio ambiental, arquitectónico, náutico, cultural, material e inmaterial que deriva de sus suelos. Es un destino turístico obligatorio, motor de desarrollo que se adapta y transforma según la dinámica de los tiempos, pero sin perder su esencia de “Diversidad Patrimonial” con un bosque de galería rico en biodiversidad que emerge en medio de la urbe al lado del caudaloso Sinú. Es, ha sido y será, el corazón de la ciudad saecula saeculorum.
Posdata: ¿Por qué el maestro Jose Luis Garcés González no tiene un monumento, busto, biblioteca, auditorio o centro cultural en su nombre?
Es el escritor vivo más relevante del departamento de Córdoba, con una producción literaria más numerosa que la de Sánchez Juliao y Zapata Olivella, cuya prosa ha sido galardonada en el estatus literario nacional e internacional. Varios de sus argumentos han sido llevados a la TV (Caballo Viejo, Música Maestro, La 40 la Calle del Amor). En la ronda hay monumentos a personajes sin discusión alguna meritoria, pero no hay un solo monteriano, todos son de afuera. ¿Por qué el auditorio no puede llevar su nombre?
El Ministerio de las Culturas las Artes y los Saberes lo acaba de seleccionar en el mes de mayo entre los “Mejores 70 Cultores de Colombia” a toda su trayectoria, y en su ciudad natal ni un chicle…ceguera cultural?