Opinión

El encierro nos ha mostrado la muerte

Por : Efrain Sánchez

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Estas líneas, más allá de escribir sobre un tema cualquiera, es para despertar el sentido correcto de la vida. Vivimos en un pais donde todos estan pendiente del matrimonio de dos personas que no conocen y lo mas seguro es que nunca conozcan, un patria donde todos son espectadores de aquello que nuestro presidente escribe en X, una sociedad donde las
ansias de poner y dinero nos han cegado, pero tambien una nacion que vive como folclor y ve sin preocupacion cada suicidio. Despierta, el proximo puedes ser tú.

Este jueves 22 de Agosto ocurrió una tragedia en la Universidad del Atlántico, un joven de 18 años, Juan David Cantillo, después de escribir una nota en un grupo estudiantil, tomó la fatal decisión de borrar con su vida cada una de las penas por las cuales estaba pasando.

Esta noticia seguramente se desvanecerá muy rápido, porque al no ser la vida de un familiar cercano, para muchos importa muy poco. Debo decir que cada uno de estos casos es la muestra de la incapacidad de los gobiernos para tomar cartas sobre estos asuntos.

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Desde el pasado 14 de Agosto, la mente de muchos ha quedado suspendida en el tiempo, en el espacio, la preocupación ha vuelto, los demonios que nos susurran en la soledad han despertado. Ese miércoles la OMS anunció el brote mpox (viruela símica o viruela del mono) como emergencia sanitaria mundial, y más allá de hablar de las implicaciones
médicas que esta trae consigo, es profundamente necesario replantearnos todo aquello que puede traer la posibilidad de encierro. El recordar todo aquello que nos causó el encierro en años anteriores, el saber que poner un pie en la calle, por la interacción con el nuevo virus pueda causarnos la muerte hace que nuestra mente camine por las sendas del desencanto sobre la vida.

Mario Mendoza, escritor colombiano, anunció con mucha certeza que la verdadera pandemia jamás fue el covid-19, sino el florecimiento de terribles casos de salud mental, con lo cual me encuentro de acuerdo. La soledad, el encierro, las restricciones, la desconexión con el mundo, nos enloqueció, nos abrió una puerta a la muerte, desequilibró cada uno de nuestros cerebros, incluso, los de aquellos que se hacen denominar los más fuertes.

De acuerdo con las Naciones Unidas, antes de la pandemia, alrededor de casi mil millones de personas ya sufrían algún trastorno mental diagnosticable, ahora, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el covid-19 provocó un aumento entre el 25% y el 27% en la anterior cifra, porcentaje dentro del cual existía prevalencia de la ansiedad y la
depresión.

Debemos decir que los tratamientos y cuidados siguen siendo paupérrimos, inadecuados, inaccesibles o absurdamente caros. Pero el problema esencialmente no es este, sino que la estigmatización, extendida por todo nuestro país, anula cualquier posibilidad de buscar ayuda por parte de aquellas personas que sufren algún padecimiento mental.

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Tu que estas leyendo esto, si tienes una familia de 4 personas, incluyéndote, debes saber que en cifras, una de cada 4 personas padece algún trastorno psicológico, así que antes de juzgar a quien busca ayuda, o antes de estigmatizar, recuerda que de ustedes 4, alguno puede estar pasándola jodido, y recuerda, puedes ser tú.

Recuerden que la inactividad y el desentendimiento tambien son formas de contribuir con cada suicidio. Tenemos un compromiso ineludible con la salud mental, y que la posibilidad de encierro no nos lleve a la muerte.

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