Diputada Carolina Zapata presentó ordenanza para apoyar a apicultores
El pasado 30 de julio, la Asamblea Departamental de Córdoba aprobó en plenaria el proyecto de ordenanza titulado “Por el cual se declara a las abejas como seres vivos de especial protección ambiental, e importancia ecológica y la apicultura como actividad de importancia económica y ambiental en el Departamento de Córdoba”. La iniciativa, presentada por la presidenta y diputada Carolina Zapata Ruiz, marca un cambio en la política ambiental y económica del departamento al reconocer la vital contribución de las abejas a la biodiversidad y a la economía local.
Ordenanza apoyo apicultores
La nueva ordenanza tiene como objetivo fortalecer a los apicultores de Córdoba, preservar el medio ambiente, y potenciar la cadena alimenticia, además de proyectar la actividad apícola a nivel nacional e internacional. La medida busca asegurar que los apicultores, muchos de los cuales son mujeres cabeza de familia, puedan desarrollar sus actividades en un entorno que respete y promueva la protección de las abejas. Estos apicultores están organizados en comités que operan en diversos municipios del departamento, incluyendo Puerto Escondido, Montería, Tierralta, Cereté, Moñitos, Planeta Rica, San Andrés de Sotavento, Chinú, Ayapel y Canalete.
Acciones para la protección de los apicultores
La ordenanza también incentiva acciones para la protección y conservación de las abejas, promoviendo la formalización e industrialización de la producción de miel y sus derivados como un pilar económico importante. Además, establece la necesidad de apoyar buenas prácticas agrícolas y forestales que beneficien a las abejas, desincentivar el uso de insecticidas y agroquímicos dañinos como los neonicotinoides, y realizar campañas de sensibilización y pedagogía para instruir a estudiantes y a la comunidad en general sobre la crianza, manejo y beneficios de las abejas.
Carolina Zapata Ruiz, presidenta de la Asamblea, subrayó la importancia ecológica de las abejas, destacando que son cruciales no solo para la economía, sino también para la productividad agrícola, al ser los principales polinizadores. La protección de estos seres vivos, según Zapata, es una forma de dignificar la vida de miles de familias en las zonas rurales que dependen de la producción, comercialización y transformación de productos apícolas, fortaleciendo así la asociatividad y el desarrollo económico local.