Carpeant tua poma nepotes

Por: Mauricio Vergara Franco
La semana anterior, tuve la oportunidad de ser parte de la comitiva de ciudadanos y empresarios monterianos que acompañó al señor alcalde de Montería a la firma del documento que oficializa el hermanamiento entre las ciudades de David (Panamá) y Montería (Colombia). Fueron tres días de agenda que incluyó eventos protocolarios, mesas de trabajo empresarial y relacionamiento social.
Quiero primero resaltar la gran acogida y agradecer las atenciones recibidas de parte de las autoridades locales, los ciudadanos y nuestros compatriotas residentes en la ciudad de David.
¿Por qué David? Es una pregunta que nos han hecho muchas veces y cuya respuesta quedó más que clara al llegar allá y conocer de cerca a su gente, sus ideales, su vocación económica y su visión empresarial. El hermanamiento entre David y Montería es el primer ejercicio, de varios que viene liderando la alcaldía de Montería, con el acompañamiento decidido del concejo de la ciudad. Con esta exitosa visita, se ratifica que es el camino a la internacionalización de nuestra economía.
No pretendo dar una cátedra de historia, pero si recordar que la relación entre Montería y Panamá es centenaria, de hecho, familias muy importantes de nuestra historia reciente, llegaron desde Francia e iniciaron un importante intercambio comercial durante la construcción del Canal de Panamá, por la cercanía entre las dos ciudades.
Muchas veces hemos escuchado que de las crisis salen las mayores oportunidades, por esto, luego de haber superado los momentos más difíciles de la pandemia, buscar alternativas que ayuden con la reactivación de la economía, es una prioridad.
Desde el momento que recibí la invitación para acompañar al señor alcalde, en este hecho histórico para nuestra ciudad, leí la agenda que tendríamos y revisé las hojas de vida de nuestros pares en la ciudad de David. Me llamó poderosamente la atención ver, que entre la comitiva que nos recibiría, estaba el nombre de su Eminencia Reverendísimo cardenal de Panamá y obispo de David, José Luis Lacunza y como un hecho divino, fueron precisamente sus palabras las que me llenaron de esperanza, de fe y de ganas para seguir acompañando todo lo que hemos venido haciendo a lo largo de estos casi tres años.
En su intervención, el cardenal Lacunza hizo mención especial sobre el lema del escudo de Montería. Seguramente muchos de nosotros nunca nos hemos tomado la tarea de traducir. El escudo tiene un texto en latín “Carpeant tua poma nepotes” que traduce “Que tus nietos recojan los frutos”.
La misión, visión y objetivos de Promontería giran alrededor de una palabra sencilla, articular, que tiene un significado enorme y su aplicación se hace vital para el logro de las metas de cualquier entidad, sea pública o privada.
Es claro que solos no somos capaces, que unidos somos mejores y esta misión de internacionalización es resultado de un trabajo articulado entre las diferentes fuerzas vivas de nuestra ciudad, cuyo objetivo es y será siempre, buscar mejores condiciones de vida para nuestros ciudadanos, para nuestros hijos, “para que nuestros nietos recojan los frutos.”
*Presidente Junta Directiva Promonteria