El caso Brayan Campo: una herida abierta en la justicia y en las familias de Sofía y Erika

A pocos días de cumplirse un año del asesinato de Sofía Delgado, la indignación y el dolor de su madre, Lady Zúñiga, siguen siendo un clamor de justicia. Su hija, de apenas 12 años, fue víctima de Brayan Campo, un hombre que nunca debió estar en libertad, pero que se convirtió en un asesino en serie amparado por los vacíos del sistema judicial.
Campo había sido condenado en 2018 por abuso sexual a diez años de prisión, pero quedó libre por vencimiento de términos. Ese tecnicismo jurídico como lo llama Lady Zúñiga, terminó siendo una sentencia de muerte para su hija y para Erika Sepúlveda, de 16 años, otra de las víctimas que, según testimonios, también cayó en sus manos.

“Si la justicia hubiera hecho su trabajo, mi hija estaría viva”, dice Lady con voz quebrada. Su dolor se mezcla con la rabia al recordar que no fue la falta de pruebas lo que liberó a Campo, sino la negligencia del sistema.
El testimonio más reciente que reabre viejas heridas provino de Luis Gregorio Ramírez Mestre, alias El Monstruo de la Soga, quien escuchó en prisión la confesión de Campo sobre otros asesinatos. Entre ellos, el de Erika Sepúlveda, hallada sin vida en un cañaduzal de Villa Rica, Cauca, en 2022, tras haber salido de casa de su abuelo para acompañar a una amiga.

Su tía, Luz Edith Sepúlveda, revive la pesadilla: “La última vez que supimos de Erika fue porque alcanzó a compartir su ubicación. Ella sabía que algo estaba mal”. Desde entonces, su familia ha vivido entre la incertidumbre y el silencio de las autoridades.
La condena contra Brayan Campo por el crimen de Sofía fue apenas un respiro para los Sepúlveda, que aún esperan justicia. Hoy, cuando se acerca el aniversario de la partida de Sofía, Lady Zúñiga convierte su dolor en lucha. Ha transformado el duelo en una causa: exigir a la Fiscalía y al propio Campo que revele la verdad sobre todas sus víctimas.

“Mi hija no fue la única. Queremos que diga la verdad, que confiese dónde están y quiénes son las otras niñas”, insiste.
El periodista Rafael Poveda, quien ha seguido el caso de cerca, se unió a este llamado, convencido de que el país necesita respuestas completas. Para las familias, no basta con una condena: la justicia real llegará cuando cada víctima tenga un nombre, una historia y sus seres queridos puedan hallar paz.
El 29 de septiembre no será solo un aniversario luctuoso. Para Lady y para muchas otras familias, será un recordatorio de que la justicia incompleta sigue siendo una forma de impunidad.
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