LO INCURABLE: La vejez, volviendo a ser niños
Por: Efraín Sánchez
En nuestro país siempre le rinden méritos y reconocimiento a personas que seguramente no han aportado lo suficiente como para merecer tales elogios. Sin embargo, a lo largo de nuestra historia los grandes cerebros en reiteradas ocasiones se han perdido en el tiempo y en el espacio, por lo que recordarlos es casi imposible. Queriendo estar fuera de esa historia y asumiendo con suficiente conciencia, quiero decirles que estas líneas se salen de lo convencional y rinde tributo a aquel que quiso curar a su abuela.
El pasado 10 de septiembre, tal como lo expresó la página de la UdeA, después de 54 años de estudios en esta alma mater y a sus 73 años de edad, se apagó un cerebro brillante, tal vez uno de los más grandes que ha tenido la ciencia de nuestro país; se nos fue el neurólogo Francisco Lopera, hombre clave en la lucha mundial contra el Alzheimer.
Francisco fue uno de esos soñadores que demostró que el perseguir un anhelo, una vocación que suscitaba por alguna razón, te puede ayudar a superar cualquier barrera, incluso aquellas levantadas por tu propia familia.
Entre los años 80 y los 90, Lopera descubrió lo que denominaría como “mutación paisa”, este, el gen responsable del alzheimer hereditario precoz, encontrado en decenas de familias del departamento de Antioquia en estas décadas.
El alzheimer es una enfermedad que normalmente se manifiesta en personas mayores de 65 años, sin embargo se demostró que se encontraba en el gen de la presenilina 1 y que podía aparecer antes de esta edad.
BBC news, a través de las reflexiones de francisco, estableció que la naturaleza de la enfermedad no elige en quien habita, por el contrario, esta misma posee un componente hereditario que determina en que casos se padece la enfermedad y en qué casos otro gen la cura, es decir, en una persona puede existir el gen denominado como “mutación paisa” y también un gen que retarde la llegada la enfermedad, lo cual es sorprendente.
Estas líneas desde la descripción más humana, se levanta y aplaude a una de las mentes más asombrosas de nuestro país, aquel que en su infancia le dijeron que no podría ser médico porque no contaba con las cualidades educativas e intelectuales para serlo. Como él, muchos en nuestra tierra tenemos familiares que entrando en la vejez se encuentran de frente con la realidad de volver a ser niños.
Sería entonces, muy irresponsable de mi parte solo rendirle tributo a Lopera, sabiendo que hay miles de familia en nuestro país y en el mundo que muestran su resiliencia, calma y perseverancia al sopesar los estragos de esta enfermedad que no da tregua alguna. De pie y aplaudiendo la memoria de este gran neurólogo, pero también la fuerza de mi familia que junta avanza adelante cuidando a mimi, que ha transitado de la vejez a la niñez.