Linero sobre colombianos en Paralímpicos: “Demuestran que limitaciones no son excusas”
Colombia ha ganado 16 medallas en los Juegos Paralímpicos París 2024 (4 de oro, 5 de plata y 7 de bronce), posicionándose en el puesto número 15 de la clasificación general, lo que representa la mejor actuación en su historia. Pero más allá de estos números, se encuentran las historias de superación y resiliencia de cada uno de los deportistas. Ellos nos han demostrado que las limitaciones no son excusas para no desarrollarse y alcanzar los objetivos propuestos. No es un cliché, es una realidad: los seres humanos somos capaces de superar los obstáculos que la vida nos presenta, incluso cuando estos se manifiestan en forma de una discapacidad.
Aún resuenan en mis oídos las declaraciones de Nelson Crispín, atleta paralímpico oriundo del barrio Bucarica en Floridablanca, Santander. Al ser preguntado si sufrió bullying en su infancia debido a su discapacidad, respondió que esos comentarios lo fortalecieron para poder superar su situación. En él, por ejemplo, hay una historia de superación de numerosos desafíos personales y físicos para alcanzar el éxito en la paranatación. Crispín padece acondroplasia, una condición que afecta el crecimiento óseo y resulta en enanismo. En una época en la que la condescendencia es común, él transformó su condición en una fuente de inspiración y fortaleza.
Lo mismo podríamos decir de John Sebastián Obando, deportista caucano, quien ayer se colgó la medalla de oro tras ganar en la prueba de los 400 metros en atletismo, en la categoría T20. Es un ejemplo de cómo rebelarse contra una condición y encontrar maneras de superarla. Así podríamos relatar la historia de cada uno de los atletas paralímpicos que han sobresalido en estas justas, pero creo que el mensaje es claro y contundente: nadie debe utilizar su discapacidad como excusa para pensar que todo está perdido en su vida o que no puede tener un propósito que le ayude a llenar de sentido su existencia.
Pienso en muchas personas que ahora me escuchan y que se esconden tras alguna dificultad o adversidad para no seguir adelante. Que quede claro: no debemos despertar lástima, sino orgullo por estar vivos y por dar lo mejor de nosotros mismos.