NUEVOS LIDERAZGOS: Al carajo Uribe y Petro
Muchos podrían decir que solo basta con tener unas cuantas “vaquitas” para sentir un amor
profundo para votar por el gran patriota, Uribe, o que cualquier maestro o conductor de taxi
tiene una devoción casi que inquebrantable por votar por el “salvador” de izquierda, Petro.
La polarización de nuestro país ha alcanzado los puntos máximos. Solo basta con tener un
gobierno de derecha para que la izquierda manifieste que todo aquello que se haga es para
buscar beneficios para los hijos de papi y mami, los que muchos también llaman paras, o es
suficiente con que se monte un gobierno de izquierda para que salgan todos estos
personajes elaborados casi que para decir que todo lo hecho por el gobierno de izquierda
no es más que una muestra del “no muerto castrochavismo”, el también llamado “cáncer” de
Colombia.
El fanatismo y la estúpida polarización nos tiene contra las cuerdas como nación, basta con
tener alguna características en especial, para ser de derecha; si hablas de lo necesario en
el país en estricto sentido es la seguridad, eres fijo un desalmado de extrema derecha, o
solo necesitas hablar de la necesidad de reformas y apoyo social para ser el “mamerto” más
grande de la izquierda.
¿Y qué pasa con nosotros, las nuevas generaciones, que vemos el país de una manera
distinta? ¿Y si creo que es necesario reforzar la seguridad, pero que no podemos dejar por
un lado las transformaciones sociales empezando por la educación? ¿Qué soy, un
para-mamerto o un patriota de izquierda, o seguramente el gran mamerto de derecha, o tal
vez la denominación que traza los lineamientos de la polarizaciòn: Un tibio?
Han surgido un sin fin de nuevos liderazgos, que han “muerto” en el camino político, y todo
esto se ha dado por la no tan lógica razón de nuestra tierra.
Vivir del recuerdo y de aquello que se ha hecho es no avanzar. Estar constantemente
recordando lo sucedido es seguir en lo mismo. Debemos aprender a cerrar los ciclos y las
generaciones, y es esta, la que nos corresponde.
En algún punto de la historia se estableció que debíamos dividir para reinar, es esa la lógica
del poder en Colombia, el poder siempre gana, pero el país cada vez pierde por más puntos
de diferencia en el marcador. Ver a partidos y extremos políticos enfrentados es farándula,
distracción, y sobre todo; lo importante. Pero niños sin estudio, sin alimentación escolar y
sin futuro es folclor, de eso si no nos sentimos responsables, miramos desde lejos y no
interesa.
Los que hayan seguido mis líneas de hace unos años sabrán que voté por Petro, y no, no
me arrepiento, pero hay algo que está por encima de mi voto y de mis decisiones políticas, y
es el dolor y la conciencia de país.
Es momento de mandar al carajo el pasado político, tomar conciencia de esta vaina y
mandar al olvido a todo aquellos que no permite el progreso, y ya saben, ni Uribe, ni Petro,
es momento de las nuevas generaciones.