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Córdoba transformada: pacto social por el desarrollo del territorio

Por. Jairo Torres Oviedo – Rector Universidad de Córdoba

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El pasado jueves 29 de octubre de los presentes, se realizó la cumbre de alcaldes del departamento de Córdoba para tratar el tema de la reactivación económica post pandemia; lo anterior, con el propósito de estructurar una hoja de ruta para trabajar de forma conjunta por el progreso del departamento. En el encuentro participó la Universidad de Córdoba como institución pública en representación de la ciencia, el saber y el conocimiento; que es nuestra esencia y naturaleza. Allí, reafirmamos la posición de que, “Córdoba Transformada” sí es posible. Esta es una tarea pendiente e imperiosa por sacar adelante. Por eso, desde la institucionalidad territorial hay que priorizar los esfuerzos en materia social con el fin de reducir los indicadores de desarrollo humano vergonzantes que padecemos. Para ello se requiere no solo del esfuerzo de la institucionalidad y su dirigencia; sino de la voluntad política para pensar en un proyecto de departamento que se pueda impulsar y jalonar de manera decidida.

Importante señalar que, Córdoba nunca ha consolidado un pacto social para el desarrollo del Departamento; por eso la Universidad de Córdoba lo pensó y creó; además, convocó a su dirigencia e institucionalidad desde hace varios años alrededor de un modelo de proyección social denominado: Córdoba Transformada, con la que pretendemos hacer posible un pacto social que transforme y genere desarrollo en nuestro territorio. Lo paradójico en esta lectura del desarrollo es, que en la historia política del departamento, se han construido y se siguen construyendo pactos políticos para ganar elecciones, distribuir la institucionalidad pública como si fuera propiedad de unos pocos, dividir la zonas electorales, es decir, clientelas; donde lo más denigrante es generar el mayor beneficio particular en detrimento de las grandes mayorías que siguen postergando elección tras elección sus anhelos de bienestar y justicia social; inclusive, esos pactos políticos que han hecho parte de nuestra premoderna cultura política, han tenido como actores, grupos criminales al margen de la ley; como lo fue el pacto del Marisco y el pacto de Ralito. El primero para controlar la institucionalidad pública de la subregión costanera, y el segundo, el control político del departamento.

En este sentido, lo único que nos puede permitir salir del atraso y subdesarrollo que tenemos, es un verdadero pacto social que se llame “Córdoba Transformada” en donde los actores de ese pacto deben ser los ciudadanos y la dirigencia política. Un pacto social que siente las bases para un desarrollo social, económico y político. Que haga posible que, Córdoba pase del estadio de premodernidad en el que nos encontramos, a un escenario de modernidad, progreso y desarrollo humano para todos los cordobeses. Pero, cómo construir ese pacto social que, para la mayoría de la población parece más una quimera, que una realidad posible. Es normal que las ideas novedosas o de cambio, cuando surgen, sean vistas de manera despectiva o despreciativa; en especial, en contextos sociales como el nuestro, donde nos acostumbramos a lo mismo, a tal punto que lo validamos, legitimamos y hasta sacralizamos. Eso sucede con las narrativas del subdesarrollo, y lo que es peor; terminamos institucionalizándolo en nuestros comportamientos y conductas; inclusive, en la mecánica de funcionamiento de las instituciones públicas. Ese pacto social en su estructura teórica, conceptual y metodológica, lo diseñó y lo tiene disponible la Universidad de Córdoba; lo que falta es que sea ampliado y retroalimentado por el conjunto de los actores de la sociedad civil organizada, pública y privada; al igual que la dirigencia política. Que esta cumbre de alcaldes asuma esta propuesta de construir un pacto social por el desarrollo de Córdoba. Un pacto pensado en las próximas dos décadas y de manera intergeneracional que permita: superar la pobreza multidimensional, regionalizar la Universidad de Córdoba, el desarrollo agroindustrial, el turismo, energías renovables, salud pública, primera infancia… Con un enfoque que reconozca la diversidad étnica, cultural, social, geográfica y económica de cada una de las subregiones del departamento y, que haga posible pensar el territorio como una gran región desde la pluralidad. Solo así, estaríamos dejando a las presentes y futuras generaciones un bienestar social que favorezca a todos; incluyendo a esos niños y niñas que aún no han nacido, pero que, cuando lo hagan encuentren una tierra próspera, fecunda y justa, donde puedan desarrollar un proyecto de vida con dignidad. Sin duda, este pacto requiere de la voluntad política de su clase dirigente; una voluntad sin egoísmos, sin egos y sin prevenciones; solo pensada en función de los más altos intereses de la sociedad cordobesa.

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La Universidad de Córdoba como un actor de la institucionalidad que representa la ciencia, el saber y el conocimiento, lo aportará para hacer posible la sostenibilidad y viabilidad del pacto; es decir, la ciencia que representamos abrigaría el pacto y su institucionalidad política, social y productiva, lo impulsaría para hacerlo una realidad. Este sería un pacto por la vida y la paz; esta última es posible, cuando se genera el bienestar, la prosperidad y la justicia social en los territorios. Estamos a tiempo, siempre estaremos a tiempo para pensar y hacer los cambios; una Córdoba transformada, sí es posible.

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